Existe una carta manuscrita en la que Ernesto Guevara dejó estas palabras:
"Si eres capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante".
He sentido ese temblor y lo siento cada vez más a menudo. Cada final de día me parece el final de algo más grande.
El mundo absorve mis fuerzas con sus dramáticos escenarios. Todo cuanto nos rodea es una tragicomedia cuyo final no se escribió jamás.
Y duele. Temblar siempre duele mucho. Llega un momento en que te cuestionas el sentido de lo que estás haciendo, cuestionas si vale la pena tanto esfuerzo para esperar eternamente por algo que no llegará, porque al parecer nadie más que tú ve el problema. Nadie más que tú tiembla. Nadie más que tú se rompe ante la injusticia.
Así que, ¡basta! Hasta aquí he llegado. Sólo siento rendición y me entrego al sueño...
Y en ese sueño... ¡en ese sueño el sol me despierta con fuerza, gritándome que hay un mundo justo ahí fuera, oculto, encerrado! Que para liberarlo hace falta un paso más, quizá otro más y otro más ¡y otro! Y sientes que no estás sola porque todo a tu alrededor tiembla contigo y te empuja hacia un futuro con sentido y respeto, con justicia, con sonrisas y belleza.
En ese sueño nadie muere hambre, nadie sufre enfermedades cuya cura existe, nadie rechaza a nadie por ser distinto o por pensar diferente.
Ese sueño es el objetivo, el sentido del temblor, y se me presenta cada noche para dejar su huella en mí, para enseñarme que se puede, que nada es imposible.
En ese sueño nadie muere hambre, nadie sufre enfermedades cuya cura existe, nadie rechaza a nadie por ser distinto o por pensar diferente.
Ese sueño es el objetivo, el sentido del temblor, y se me presenta cada noche para dejar su huella en mí, para enseñarme que se puede, que nada es imposible.
Tienes la obligación de dejar el mundo mejor de lo que lo encontraste. Es tu deber. Aférrate a es sueño, a esa huella que deja.
Hay que seguir en el camino correcto, siempre fiel a tu ideal aunque sea difícil, porque alguien espera y necesita que resistas.
La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada. Las cosas se convierten en imposibles cuando crees que lo son.
Hay que seguir en el camino correcto, siempre fiel a tu ideal aunque sea difícil, porque alguien espera y necesita que resistas.
La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada. Las cosas se convierten en imposibles cuando crees que lo son.
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