En una vieja y enorme caja de madera repleta de fotografias se respira la esencia de miles de recuerdos, recuerdos que producen tierna nostalgia, anhelo de descubrir, de conocer, de vivir esos instantes, esos momentos que quedaron congelados, retenidos en un trozo de papel.
Las fotografías permiten mantener intactos segundos de un tiempo pasado, un aquí y un ahora impasibles ante el paso del tiempo; segundos de un presente que empieza a ser pasado desde el instante en que quedan retratados.
Toda persona necesita recuerdos para usarlos como cobijo ante el incierto y desconocido camino que marcamos con cada uno de nuestros pasos. Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, según tengo entendido. Y es que, ¿qué sería éste largo y difícil caminar sin los recuerdos? ¿qué sentido tiene caminar si al mirar atrás no podemos ser conscientes de lo que hemos avanzado, de lo que hemos conseguido, de lo que hemos vivido?
La mente almacena recuerdos, está repleta de cajas viejas de fotografías que nos muestran el sentido de nuestro existir: formar un ser capaz y merecedor de ser llamado persona. Es nuestra naturaleza, tiene que serlo.
Y como la mente no siempre tiene el trastero ordenado, es importante fotografiarlo todo, por si algún día nos falla la memoria.
Algo parecido debió pensar quien inventó las cámaras fotográficas :)
2 paraules:
entonces quiero que tu seas mi cámara
pues lo seré :)
te quiero
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